CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
Investigadores presentaron el Archivo Histórico del Agua de la Provincia de Mendoza
El trabajo llevó casi cuatro años y contó con la participación activa de personal del DGI.
Investigadores e investigadoras del CONICET y la Universidad de Connecticut, colaboraron en la creación del Archivo Histórico del Agua (AHA) del Departamento General de Irrigación (DGI) de la Provincia de Mendoza.
En un trabajo que llevó casi cuatro años, y que contó con la participación activa de personal del DGI, el grupo de investigación realizó una serie de tareas que incluyó un recorrido por la historia de las instituciones productoras de los archivos, recolección del material de diferentes fuentes históricas poco visibles o no analizadas hasta el momento y la realización de un catálogo de la documentación, entre otras.
La incansable tarea de los científicos fue publicada en un artículo en la revista Corpus que se encuentra disponible online.
Facundo Martín, investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CONICET) y Sergio Terrera, Jefe de la Biblioteca y Archivo Histórico del Agua del Departamento General de Irrigación, comentaron de qué se trata el AHA, de qué manera se construyó, cuál fue el trabajo realizado por el equipo y qué esperan para un futuro próximo.
¿Qué es el Archivo Histórico del Agua del DGI?
Cuando pensamos en un “archivo” se nos vienen distintas imágenes a la cabeza, en general asociadas a lugares donde se guarda “el pasado”, la “memoria” y la “cultura”. En el caso de los investigadores, allí podemos hallar buena parte de las pruebas y evidencias de un pasado que sigue siendo relevante analizar y contar. Por su parte, la archivística nos dice que es importante comprender al archivo en su triple acepción: conjunto de documentos, institución responsable y lugar donde se alojan aquellos documentos. Entonces decimos que el Archivo Histórico del Agua (AHA) comprende esas tres cosas al mismo tiempo. Existe un conjunto muy amplio y diverso de fondos documentales cuyo origen se remonta a las prácticas burocráticas de administración del agua en Mendoza. Esos fondos tienen la particularidad de ser documentación activa que dispone el Departamento General de Irrigación, documentación que aún se utiliza para abordar en casos especiales la resolución de un tema, formulación de un proyecto para una nueva obra, o bien, como base para diagnósticos y estudios. Están custodiados por el Departamento y, los mismos se ubican en distintas partes del edificio de dicha institución, en particular articulados por el trabajo de preservación y difusión que viene realizando la Biblioteca del Agua de dicho organismo.
Así, en 2014, comenzamos una investigación sobre la historia política del agua a partir de los recursos de la Biblioteca y se llegó a hacer una breve indagación en el archivo de materiales que manejaba el DGI, hasta entonces poco visitado por el público. Tres años después, retomamos el contacto con la Biblioteca del Agua y las autoridades del DGI para realizar un primer acercamiento a la identificación y caracterización de los fondos que ahora forman parte del AHA. Así, nos embarcamos en un proceso de trabajo colaborativo entre académicos y personal de la Dirección que incluyó largas jornadas de reflexión, talleres y seminarios. Todo realizado en el marco de las condiciones precarias en cuanto a recursos materiales, tecnológicos y humanos que son habituales en los proyectos de archivística en el país y en la región. A pesar de esto, la necesidad de formalizar la dimensión institucional del archivo fue creciendo y en setiembre de 2018, mediante la Resolución 909 de Superintendencia, es creado formalmente el Archivo Histórico del Agua bajo la órbita de la División Biblioteca, Editorial y Museo.
¿Cómo está compuesto el AHA?
Las características del AHA, especialmente su gran volumen, heterogeneidad, y dispersión de materiales, hacen que el trabajo de diseñar y completar los instrumentos de clasificación sea de alta complejidad y de una gran demanda de tiempo. De allí también que este trabajo resulta sólo un primer avance general sobre la totalidad de los fondos documentales que aloja el AHA. Además, tanto a partir del trabajo de resguardo cotidiano como de las sucesivas investigaciones van surgiendo nuevos materiales pasibles de ser incorporados. Complementariamente el AHA prevé mecanismos para recibir documentación histórica de valor e interés y actuar como su custodio. En algún sentido se puede pensar también el AHA como un archivo personal, ya que nos permite incorporar elementos que no son propios del desempeño del DGI, pero que son marcas en su historia; imaginar los por qué de su anárquico almacenamiento (y no dar por finalizado hasta el momento el recuento y recorrido de espacios) y apelar a la memoria viva para dimensionar y valorar su composición.
Entonces, de acuerdo al primer trabajo de identificación el AHA se compone de seis divisiones de fondo principales (Archivo Pasivo, Superintendencia, Tribunal Administrativo y Consejo de Apelaciones, Prensa, Registros y, Estudios Auxiliares). A la vez cada una de estas divisiones tiene subdivisiones. Para definir esta composición se tuvo en cuenta, por un lado, el productor del fondo y, por otro, la oficina o sección donde se acumulaba.
¿Para qué sirve tener un AHA? ¿Cuál es su objetivo?
De acuerdo a la resolución de creación el AHA tiene como objetivos reunir, organizar, conservar, catalogar y poner a disposición de la consulta pública, los fondos documentales con valor histórico y/o patrimonial. La iniciativa de creación del AHA cobra más interés aún dadas las características semiáridas nuestra región, lo que ha dado históricamente un valor especial al uso y administración del agua.
Complementariamente y desde una concepción contemporánea, y desde las ciencias sociales, los archivos tienen también una triple función social. Tradicionalmente han servido -y lógicamente esto continúa- como una excelente fuente para la investigación histórica. Pero a esa función en la actualidad se agregan otras dos que sin duda constituyen un gran desafío para la institución responsable y para nosotros como investigadores. Estos espacios deberían ahora ser relevantes no sólo como fuente de buenas investigaciones sino también para promover una activa preservación de la memoria colectiva así como para la promoción de derechos. Es obvio pero importante mencionar que estos tres objetivos no están disociados unos de otros.
¿Cuánto tiempo demandó este primer relevamiento preliminar y cuántas personas estuvieron involucradas?
A decir verdad los documentos están allí desde hace muchísimos años. Lo que pudimos lograr a partir del trabajo conjunto entre el personal del DGI abocado a las tareas de preservación y difusión y de nuestro interés y trabajo como investigadores fue la visibilización institucional y social de lo que allí se resguardaba y la necesidad de la creación formal de la “institución” Archivo Histórico del Agua. El trabajo concreto comenzó en 2017 con un proceso exploratorio de identificación y evaluación de los fondos existentes. Luego a partir de su creación formal en 2018 pudimos iniciar un proceso de descripción que se va orientando a esquemas estandarizados -como las normas ISAD-G-. En la región estamos desprovistos de formación profesional en archivística, por lo tanto esta dimensión del trabajo constituye una búsqueda y un aprendizaje que se va afianzando con cada situación que se presenta para resolver. Una primera etapa de este proceso ya ha concluido y los resultados se presentaron en el artículo publicado recientemente en la revista Corpus. Lo publicado aquí constituye un relevamiento preliminar, debido a que la documentación se ha almacenado ocupando variados espacios disponibles, sin criterio u orden lógico que facilite el recorrido y; al hecho de que no se disponía de un inventario previo que permitiera destacar los fondos que integraban el universo a explorar.
Cabe destacarse finalmente que un grupo importante de especialistas que se desempeñan en distintos sectores del DGI, se constituyeron en piezas claves para comenzar la tarea de valoración, para analizar el origen y finalidad de la documentación producida, como así también con qué otros fondos se relacionan. A lo largo del proceso se involucraron unas diez personas entre personal del DGI e investigadores, profesionales y becarios del INCIHUSA y de la Universidad de Connecticut.
¿Dónde se almacena el AHA? ¿Es de acceso público? ¿Cómo se gestionan y almacenan los documentos?
Los fondos documentales se encuentran alojados en la sede central del DGI ubicada en la esquina de las calles Barcala y España de la Ciudad de Mendoza. Hasta el momento el DGI garantiza el acceso público al soporte papel. Incluso en la actualidad con las restricciones sanitarias debidas a la pandemia se ha garantizado el acceso a los fondos.
Los distintos fondos están almacenados en habitaciones, la mayoría de ellas acondicionadas para una buena conservación. Se disponen en estanterías y en carpetas y/o cajas. A la vez existen sistemas de identificación propios de las oficinas y reparticiones que los originaron que permiten individualizarlos al tiempo que no pierden la unidad y relaciones con el resto de los documentos. De allí se organizan series y subseries de cada una de las divisiones.
Entiendo que se digitalizaron documentos con un escáner especial, ¿Cómo fue ese proceso?
El proyecto de organización y creación del AHA se dio en un momento en que la archivística en particular y las ciencias sociales y humanas en general enfrentan renovados desafíos frente a la transición digital. Rápidamente el AHA se vio inmerso en la necesidad de incorporarse a los debates y prácticas que múltiples redes e instituciones vienen traccionando alrededor del mundo. Así, a partir de un trabajo colaborativo entre instituciones académicas y activistas de la cultura libre y las humanidades digitales se organizaron talleres con la comunidad local de archivistas para abrir un espacio de diálogo sobre experiencias de digitalización y publicación en línea de fondos públicos.
En simultáneo comenzamos un proyecto piloto de digitalización de documentación seleccionada con criterios de conservación y valor documental utilizando un escáner DIY construido por Bibliohack. Desde entonces, se han digitalizado documentos pertenecientes a los diferentes fondos (revistas especializadas, actas, libros técnicos, etc.). Estas primeras pruebas han permitido dimensionar los alcances y desafíos de la transición digital. El objetivo final es desarrollar una plataforma de acceso abierto que permita la visualización de la documentación en formato digital y de esa manera ampliar el acceso y al mismo tiempo preservar la documentación original. Esta primera etapa también permitió consolidar redes de colaboración, así como identificar líneas de acción estratégicas en las que estamos comenzando a trabajar.
¿Cómo continúa el trabajo del Grupo de Investigación del INCIHUSA de acá en adelante?
El trabajo en torno al AHA, al ser colaborativo e interinstitucional tiene varias líneas y dimensiones. El DGI a través del Consejo Honorario Asesor del AHA está desarrollando y proyectando una serie de acciones para este 2021. Por un lado, continúan y esperamos que se refuercen las acciones relacionadas con la preservación y conservación de los fondos. Este punto es crítico y entonces es fundamental que se destinen recursos para este fin. La sociedad valora mucho este tipo de archivos pero se requieren políticas e inversión pública real para que puedan crecer y funcionar adecuadamente. También es imperiosa la necesidad de contar con instancias de formación profesional especializada en la región.
Por otra parte desde el grupo de investigación del INCIHUSA continuamos con la senda iniciada. En ese sentido recientemente el AHA fue seleccionado para formar parte de un proyecto internacional de desarrollo de herramientas de digitalización y accesibilidad digital. Se trata del Programa SCHARP de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) para la investigación en Artes, Humanidades y Tecnologías. El proyecto está dirigido por Mark Healey, Profesor y Director del Departamento de Historia de esa Universidad. El grupo de trabajo lo integran investigadores y desarrolladores especializados de Estados Unidos y Argentina. Esto nos permitirá fundamentalmente continuar desarrollando metodologías y tecnologías para la digitalización, conservación y publicación de los archivos del AHA. Además esperamos que, una vez consolidada esta experiencia, pueda servir para nutrir y enriquecer a otras instituciones de la región.
Referencia bibliográfica:
Facundo Martín, Mark Healey, Juan Pablo Fili, Nicolás Parise y Anabella Engelman, (2020) «El Archivo Histórico del Agua del Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza, Argentina», Corpus. https://doi.org/10.4000/corpusarchivos.3976