VINCULACIÓN Y TRANSFERENCIA
Firman un convenio que busca mejorar la producción de tomate de manera sustentable
El acuerdo tiene como objetivo evaluar la capacidad de una bacteria nativa de Mendoza para controlar patógenos que afectan la calidad de los plantines de tomate en etapa de vivero.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el vivero Tecnosiembra firmaron un convenio que tiene como objetivo evaluar la capacidad de la bacteria nativa de Mendoza, Pseudomonas 42P4, para controlar patógenos que afectan la calidad de los plantines de tomate en la etapa de vivero y estudiar su efectividad en el aumento del crecimiento y la producción en diferentes fincas.
La investigación estará a cargo de un equipo compuesto por las especialistas del CONICET en el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM, CONICET-UNCUYO), Ana Cohen, Carina González y María Micaela Pérez-Rodríguez, junto a Emiliano Malovini y Pablo Ventura, del vivero, el cual proveerá los plantines, los invernáculos para realizar los estudios y facilitará el contacto con productores para los ensayos a campo.
“Con este acuerdo buscamos comprobar la efectividad de Pseudomonas 42P4, que fue aislada de la rizósfera (zona aledaña a las raíz) de plantas de tomate, para activar los mecanismos de defensa de la planta frente a patógenos. Por otra parte, con la inoculación de esta bacteria en los plantines esperamos obtener un mayor crecimiento del sistema radical que permita una mejor absorción de nutrientes, un mayor crecimiento y como consecuencia más productividad”, comenta Cohen.
Además, la científica afirma que utilizar Pseudomonas 42P4 permitiría reemplazar o disminuir la aplicación de agroquímicos (fungicidas y fertilizantes), ya que estos microrganismos son una alternativa sustentable (debido a que no producen efectos negativos sobre el ambiente, a su bajo costo y fácil aplicación), para el control de enfermedades y el incremento de la producción.
“Este convenio nos permitirá avanzar en los estudios acerca de la efectividad de esta rizobacteria nativa de Mendoza, que se encuentra adaptada a las condiciones del suelo de la región de Cuyo, para generar posteriormente un producto biotecnológico, a partir de una colaboración público-privada donde podemos transferir nuestros resultados científicos a la industria”, concluye la científica