CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
Cambios en las lluvias del Este mendocino y cómo afectan a las zonas cultivadas
Mientras las precipitaciones estivales en el Este provincial vienen aumentando en las últimas décadas, no se registran cambios significativos en las lluvias invernales en esa zona de la jurisdicción provincial. Los registros que van de 1969 a 2019.
El consumo de combustibles fósiles, en mayor medida, la deforestación, la fabricación de cemento y otras actividades humanas han generado un incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. Este incremento en los GEI ha inducido un marcado aumento de la temperatura global.
A pesar de los esfuerzos de numerosas organizaciones, acuerdos internacionales y acciones conjuntas a nivel mundial, las concentraciones de GEI siguen aumentando a niveles sin precedentes en miles de años. La evolución de la temperatura en el último siglo ha sido modulada largamente por este aumento en los GEI, lo que sugiere que para las próximas décadas se mantendrá esta tendencia de calentamiento e incluso será más acentuada.
El incremento de la temperatura del planeta, tanto a nivel superficial y troposférico, así como en diferentes profundidades de los océanos, induce modificaciones en la circulación océano-atmósfera con cambios marcados no solo en las temperaturas, sino también en los regímenes de precipitación. Dado el carácter local y regional de los cambios en las precipitaciones, existe gran incertidumbre de cómo afectará a los sistemas naturales, la agricultura, los sistemas productivos a escala local.
Los investigadores del IANIGLA (CONICET), basados en los escenarios de Cambios Climáticos elaborados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, proyectan aumentos de temperatura y variaciones en las precipitaciones, que condicionarán las actividades socio-económicas a nivel provincial. Se prevé una disminución de la oferta hídrica de los ríos de la región, debido a la reducción de precipitación nívea en alta montaña. En el llano, la situación que se espera a futuro, incluye aumentos de temperatura y también de las precipitaciones estacionales.
En este sentido, resulta de interés analizar los cambios en las lluvias en distintas regiones de la provincia. Si bien, diferentes estudios sobre la variabilidad climática han sido presentados por investigadores del IANIGLA para la cordillera de los Andes, los estudios en otras regiones de la provincia son escasos. En este trabajo se pone particular atención a la variación climática en la región Este de Mendoza. Para ello, se tomaron los registros de precipitación disponibles para los departamentos Junín y San Martín, ubicados en la zona centro-este de la provincia de Mendoza, territorio con un alto potencial para la producción agrícola tradicional de los oasis mendocinos.
Teniendo en cuenta que el IPCC en sus informes proyecta un aumento de las precipitaciones en las zonas continentales subtropicales al este de los Andes, resultó de interés documentar si las variaciones históricas en el régimen de precipitaciones de las localidades de Junín y San Martín eran consistentes con las proyecciones mencionadas. En este contexto, se realizó una investigación que tuvo como objetivo analizar el régimen de precipitaciones y su variabilidad en los departamentos de Junín y San Martín (Mendoza) en los últimos 50 años (1969-2019) y así establecer su relación al cambio climático proyectado por el IPCC en su Quinto Informe de Evaluación.
El proceso de investigación consistió en analizar series de precipitación acumulada, número de días con lluvia y temperatura, información colectada por la Estación Experimental del INTA en Junín y por el Servicio Meteorológico Nacional en su estación de San Martín. Parte de la información fue digitalizada y del análisis de la misma se determinó que las precipitaciones totales anuales para Junín y San Martín, dentro del periodo evaluado, son de alrededor de 225 mm. La tendencia de precipitación total anual fue positiva, con un incremento de 20,93 mm/decenio, con una gran variabilidad anual, propia de la zona desértica en la cual nos ubicamos. Mientras que en la década de 1970 la precipitación media alcanzó 199 mm por año, en la década de 2010 superó los 256 mm por año.
En los registros se aprecia la dominancia de las precipitaciones estivales por sobre las demás estaciones, representando cerca de un 50% del agua caída durante un año, la segunda estación más lluviosa es el otoño. Es clara la estacionalidad de las precipitaciones, donde observamos que verano es la estación húmeda con precipitaciones en aumento en tanto que, durante la estación seca en invierno, la tendencia es a una leve disminución en las precipitaciones. O sea que mientras los veranos son en general más húmedos, los inviernos son levemente más secos.
Los registros de temperatura, obtenidos del Servicio Meteorológico Nacional en San Martín, muestran una tendencia positiva. A partir de la década de 1980, se registraron años con temperaturas medias por encima de los 18°C. Acorde con las tendencias climáticas analizadas, la temperatura presenta para la región, un aumento de 0,2 a 0,4°C por década. Posiblemente, estas tendencias seguirán incrementándose durante el siglo XXI, con aumentos mayores en el verano que en el invierno.
La sequía hidrológica que estamos viviendo desde hace diez años en los sectores altos de la cordillera, y por lo tanto en el caudal de nuestros ríos, implica que el agua para regar todas las superficies cultivadas en la región del este mendocino disminuirá, afectando la calidad y cantidad de la producción agrícola. De acuerdo a las proyecciones regionales del cambio climático, vemos que la oferta hídrica hoy en día reducida, será aún una mayor limitante en el desarrollo futuro. Por lo cual, la agricultura tendrá que replantearse medidas de adaptación a un sistema climático con precipitaciones fluctuantes año tras año, con un aumento estival de las lluvias acompañado por incrementos de la temperatura en todas las estaciones del año. Se deberán tomar en cuenta instrumentos para la gestión ambiental del territorio, en base a los parámetros del clima actual y sus proyecciones futuras. A través de estos análisis, previendo las vulnerabilidades, así como las posibles oportunidades generadas por las variaciones del clima, podemos apuntar a la sostenibilidad del sector productivo local.