Estudian fósiles de un mamífero extinto, originario de América del Sur, con marcas de un depredador desconocido

Una investigación liderada por especialistas del CONICET analiza fósiles de un mamífero del grupo de los Notoungulata, identificado como Hemihegetotherium achathaleptum, una especie extinta hace millones de años, y que vivió en la localidad de la Quebrada la Troya, en Vinchina, La Rioja. El animal era de una talla mediana, de unos 24 kilogramos. El descubrimiento fue publicado en la revista internacional Journal of South American Earth Sciences. Damian Ramoni investigador del CONICET del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob.Mza) del grupo Paleobiología y Paleoecología afirma, “Desde hace una serie de años hasta la actualidad se han realizados exploraciones en la zona, donde no había registro de ningún grupo de notoungulados, lo que era raro, porque en otras localidades contemporáneas si existían, y gracias a una exploración que hicimos en conjunto con colegas de La Rioja, Mendoza y Corrientes encontramos los restos de este animal en la región”.

“La importancia de este hallazgo no solo radica en que nos proporciona evidencias de un animal inusual en la localidad de Quebrada la Troya, sino también en que presenta marcas de mordidas que sugieren la existencia de un posible mamífero depredador, aún desconocido. En la zona, se han encontrado principalmente huesos de postcráneo, como las patas y vértebras, además de fragmentos de la maxila del animal”, añade el investigador.

El investigador señala la importancia que tiene la zona del hallazgo. Vinchina, una región turística en La Rioja, que se encuentra cerca de la Quebrada de la Troya y es  paso fronterizo hacia Chile. Esta región alberga una formación geológica conocida como la Formación Toro Negro, que abarca un período de entre 6 y 2 millones de años. Según Ramoni, esta área es fundamental para entender los grandes cambios en la biodiversidad de América del Sur, ya que coincide con el aislamiento de este continente antes de la formación del Istmo de Panamá y su posterior conexión con América del Norte. Este intervalo de tiempo está registrado en la Quebrada la Troya, una localidad que, además, ha sido poco explorada, “En algún momento, con la formación del Istmo de Panamá, ingresaron linajes de mamíferos de América del Norte, lo que cambió drásticamente el ecosistema con la incorporación de nuevos animales. En esta región aún no hemos encontrado ningún migrante de América del Norte; sin embargo, podríamos estar ante la presencia del último momento en que los mamíferos originarios de América del Sur vivieron aislados”, afirma el especialista.

El estudio plantea varias hipótesis de las marcas de mordida en el fósil, por un lado sugiere la presencia de los esparasodontes, un grupo de mamíferos metaterios relacionados con las comadrejas, que fueron grandes depredadores de la región hace millones de años. Otra hipótesis se refiere a los prociónidos gigantes, un linaje de mamíferos proveniente de América del Norte; sin embargo los investigadores aún no han  encontrado evidencias de este grupo en la localidad. Por último, consideran la posibilidad de que algún armadillo de gran tamaño, probables carroñeros, que podrían haber dejado estas mordidas. En la localidad se han encontrado placas de este tipo de animales, lo que nos lleva a no descartarlos como posibles responsables de estas marcas.

Ramoni mencionó la importancia de estos estudios, “El registro paleontológico es muy importante para poder interpretar cuáles fueron los pasos que nos llevaron hasta la actualidad y de alguna manera poder entender las presiones selectivas que nos definieron, y con esas evidencias poder entender hacia dónde vamos. No podemos entender el futuro sin revisar el pasado. Entender que nosotros venimos de una larga historia evolutiva y utilizar las evidencias que nosotros vamos recuperando en el campo para poder entender cómo llegamos a tener la diversidad de plantas y animales que tenemos actualmente”.

En el desarrollo de la investigación han participado distintos investigadores, Matías Armella investigador del CONICET del Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO, CONICET-UNT), Esperanza Cerdeño (IANIGLA) y Patricia Ciccioli, investigadora de CONICET del Instituto de Geociencias Básicas, Aplicadas y ambientales de Buenos Aires (IGEBA, CONICET-UBA). Los investigadores han interpretado que este mamífero pudo haber tenido una apariencia similar a la de un wombat y un roedor. Tenía grandes incisivos y era herbívoro. Aunque no se sabe si eran animales de movimientos rápidos, de caminata lenta o si eran fosoriales, sí se afirma que eran herbívoros. En otras localidades de Argentina estos animales son bastante abundantes, lo que lo convierte en un candidato ideal para ser presa de otros depredadores.

Este proyecto se financió con fondos provenientes de Paleontological Society (Sociedad Paleontológica) con el subsidio de Grant Spkoski, la Asociación Paleontológica Argentina (APA) con asociación de la Fundación Bunge y Born, y Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT). Si bien este proyecto forma parte de unas actividades iniciadas en la región por Analía Forasiepi, investigadora del CONICET (IANIGLA), y Francisco Prevosti, también investigador del Consejo en la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR). Ramoni mencionó que los descubrimientos no habrían sido posibles sin la colaboración de la comunidad local, los guías de montaña y el equipo del Patrimonio Cultural de La Rioja. “Es importante resaltar la participación de toda la gente de la zona ya que son piezas fundamentales e indispensables para nuestros descubrimientos como son: Pedro González (Peter) guía de Laguna Brava y baqueano de la zona, como así también Ariel Vara, Ayelén Carrizo miembros del Museo Quyllur Ñan de Vinchina.

“Me siento muy orgulloso de ser investigador del CONICET ya que es una de las principales instituciones científicas no sólo nacional sino a nivel internacional. Ser científico es lo que me define porque es una manera de poder dar respuesta a fenómenos que afectan a la sociedad de manera directa o indirecta. Siempre trabajamos en pro de la humanidad y en pro de la vida en el planeta Tierra. Entonces estas instituciones nos permiten poder dar respuesta, progreso y soberanía a todo lo que estamos trabajando hoy día”, concluye el investigador.