CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

La estrategia comunicacional

Especial del Comité de Divulgación del Instituto de Ciencias, Humanas, Sociales y Ambientales sobre el 8 de Marzo.


El 8 de marzo se llevó a cabo el II Paro Internacional de Mujeres (PIM) en más de 170 países alrededor del mundo. En Mendoza, la convocatoria al PIM tuvo dos consignas. La primera, en consonancia con el llamado del resto de las naciones, refirió al capitalismo y a las condiciones actuales de precarización del mundo del trabajo. “No al ajuste” sintetizó el conjunto de demandas que las 70 organizaciones que conforman la Asamblea de Mujeres de la provincia de Mendoza esgrimieron durante las semanas que duró la preparación del paro. Estas demandas refirieron al amplio espectro que va desde el desigual acceso al mundo del trabajo por parte de las mujeres hasta la crítica a las actuales reformas laboral y jubilatoria, el cupo laboral trans y el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

La segunda consigna estuvo centrada en el reclamo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. En este sentido, también haciéndose eco de un pedido que atraviesa una demanda regional e internacional, las mendocinas pusieron como prioridad de agenda, el tema del derecho al aborto que la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito” reactivó los meses previos en Argentina. De este modo, “No al ajuste Sí al aborto” fue el lema con que el II PIM en Mendoza ingresó al debate público a través de diferentes estrategias comunicacionales.

La relación entre el movimiento de mujeres/feministas y los medios masivos de comunicación ha sido históricamente controvertida. En la disyuntiva entre la publicidad de ideas y el separatismo del ghetto (Fraser, 1992), las experiencias de difusión del ideario feminista tienen ya un cierto recorrido. Digamos para empezar que el ingreso a los medios masivos fue (es) dificultoso. De acuerdo con la sistematización realizada por Claudia Laudano (2010), ante la imposibilidad de lograr el tratamiento de los temas importantes para el movimiento, en los tempranos 70, se realizó una intensa producción comunicacional de tipo alternativa con las herramientas propias de la educación popular, a través de cartillas, volantes, emisoras radiales, editoriales, revistas, diarios. Ésta fue la base del periodismo feminista/de género que vio multiplicar sus experiencias comunicacionales exponencialmente gracias a las TICs a partir de mediados de los años ‘90 y 2000.

Sin embargo, la tarea de incidencia en los medios masivos, de ingreso de la agenda del movimiento a la agenda mediática quedó relegada un poco más en el tiempo. Fue 2009 el año bisagra donde confluyeron la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la ley de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (de violencia contra las mujeres) y el accionar organizado de las redes de periodistas de género estableciendo una agenda de temas urgentes para tratar en los medios: trata de personas para explotación sexual, derechos sexuales y reproductivos/aborto, violencia de género/femicidio.

Actualmente, no sólo los portales periodísticos feministas/de género se ocupan de noticias de mujeres y disidencias sexuales sino que los grandes medios de comunicación masiva han incorporado a sus agendas algunas de estas problemáticas, prevaleciendo entre ellas la de la violencia de género/femicidio, sobre todo a partir del fenómeno de visibilización y masificación de la problemática desencadenada en torno de lo que se conoce como #NiUna Menos.

Junto al ingreso de estos tres temas “urgentes”, y precisamente para validarlos como relevantes, hubo en estos años dos estrategias privilegiadas por el periodismo feminista. La primera fue la capacitación a sus pares trabajadores/as de prensa de los medios masivos y a las audiencias en un juego de pinzas que intentó dar herramientas a unos y otras para un tratamiento desde la perspectiva de género a las coberturas de las noticias.

La segunda fue la entrada a los medios de voces autorizadas provenientes tanto del movimiento de mujeres/feminismos, a través de organizaciones de la sociedad civil, redes de periodistas especializadas/os; como de profesionales e intelectuales/academia dedicadas a estos temas; de manera de generar una agenda de especialistas y “fuentes” alternativas a las tradicionales del periodismo hegemónico.

Ambas estrategias sostenidas en el tiempo permitieron que la difusión y debate de los contenidos políticos del II PIM tuvieran en los medios masivos de comunicación tiempos y espacios inéditos hasta no hace mucho. Si bien los medios gráficos se sumaron al tratamiento de la noticia, sobre todo teniendo en cuenta que era de carácter local, nacional e internacional y que la masividad de los actos no podían soslayarse, fue la TV, a través de sus canales de aire, la que más minutos destinó a la problemática, deteniéndose especialmente en la consigna “Sí al aborto” en vistas al próximo tratamiento del nuevo proyecto de despenalización y legalización del mismo en el Congreso de la Nación.

La Asamblea de Mujeres, organizadora del PIM, desplegó en el espacio público una campaña comunicacional amplia y diversa con elementos de la comunicación contrahegemónica propia del movimiento feminista/de mujeres como panfletos, stencils, comunicados, banderas, cartelería, intervenciones artivistas, participación y producción en medios de comunicación comunitarios y/o alternativos, uso intensivo de las redes sociales a través de sus perfiles en Instagram, Whatsapp, Twitter y Facebook y, al mismo tiempo, organizó una agenda de distribución de noticias a través de gacetillas escalonadas para los medios masivos que aseguró el establecimiento de un calendario para la agenda mediática que permitió sostener el tema durante los días previos al paro, el 8M y los días posteriores, teniendo en cuenta obstáculos como la Fiesta Nacional de la Vendimia, el paro docente y el inicio de clases que eclipsan la agenda de los medios.

De este modo, el 8M y sus temas centrales, el ajuste y la legalización del aborto, ingresaron a los estudios de televisión a través de voces especializadas especialmente señaladas por esa estrategia comunicacional de la Asamblea de Mujeres. Abogadas, sociólogas, filósofas, académicas, activistas de larga trayectoria, médicas, periodistas, voceras feministas organizadas aportaron los argumentos más adecuados a un debate que se debía estas voces en los medios.

Por su lado, las periodistas, trabajadoras de prensa de la televisión mendocina, en una alianza no establecida previamente, jugaron su partida más audaz haciendo de portavoces de las audiencias en su rol de mujeres en tanto mujeres, preguntando por los derechos de las mujeres, por las deudas sociales hacia las mujeres, por la salud de las mujeres, por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres, por la vida de las mujeres.

De este modo, la estrategia comunicacional diseñada en dos frentes, la comunicación contrahegemónica, alternativa y callejera por un lado; y la comunicación para los medios hegemónicos con voces autorizadas de especialistas, atentas a los tiempos de los medios comerciales y con un calendario escalonado de ingreso a la agenda mediática resultó una manera eficaz de establecimiento y permanencia en los medios.

Finalmente, el acuerdo tácito respecto del contenido del mensaje entre las voceras del movimiento de mujeres/feministas y las trabajadoras de prensa permitió visibilizar estereotipos y cuestionar los obstáculos más importantes para el acceso a los derechos por parte de las mujeres.

Por Valeria F. Hasan. Investigadora Adjunta CONICET