CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Arquitectura y políticas para la salud en Mendoza (1918-1928)

Los dirigentes lencinistas propusieron ampliar y mejorar el sistema de asistencia médica en la capital y en los departamentos. Se ocuparon de crear y especializar nuevos hospitales y centros asistenciales, y regularon más estrictamente el ejercicio de las actividades curativas.


Estado sanitario provincial

A fines del siglo XIX y comienzos del XX el estado sanitario de Mendoza era muy deficiente. Al aumento demográfico y urbanístico producido por la inmigración masiva se sumaba la escasez de centros asistenciales y la deficiente provisión de servicios sanitarios. Esto generó que la provincia fuera un ámbito propicio para el desarrollo de enfermedades (epidémicas y otras).

Por ello se convocó a médicos higienistas, quienes realizaron informes explicando las causas de las enfermedades y proponiendo pautas preventivas. Los dirigentes se apoyaron en esos estudios técnicos e implementaron diferentes medidas. Entre otras, se planteó la necesidad de extender el servicio de agua potable, realizar una buena eliminación de desechos, y desinfectar los lugares considerados infecciosos. El organismo encargado de regular e implementar medidas sanitarias era la Dirección Provincial de Salubridad, creada en 1897 (anteriormente funcionaba el Consejo Provincial de Higiene).

A comienzos del siglo XX la prensa seguía manifestando que era lamentable el estado sanitario de la provincia y reclamaba la intervención de las autoridades. En esa época existían algunos hospitales como el San Antonio (el más antiguo de Mendoza), el Hospital el Carmen (1900), el Hospital Provincial (1907), el Hospital de General Alvear (“Hospital Municipal”, fundado en 1912), y se había comenzado a construir el Hospital de Maipú y el de San Martín (finalizados e inaugurados por José Néstor Lencinas).

En relación con la estructura edilicia, es importante señalar que la arquitectura hospitalaria sufrió una importante evolución a fines del siglo XIX con el desarrollo de la microbiología derivado de las teorías de Pasteur. Saber cómo se propagaban las enfermedades infecciosas permitía diseñar hospitales como dispositivos eficaces para evitar el contagio y garantizar la asepsia de áreas de cirugía. A partir de entonces cambiaron las tipologías de hospitales de la tradicional planta claustral de la época colonial a la estructura pabellonar y con la utilización de jardines como fuelles de ventilación y aislación entre los bloques.

En Mendoza, el primer hospital moderno que se construyó fue el Hospital Provincial en 1907 (luego llamado “Emilio Civit”). Su planta de pabellones aislados unidos por circulaciones a cielo abierto permitió un crecimiento gradual dotándolo de más capacidad de camas.

Una preocupación fundamental de los dirigentes era construir una casa de aislamiento para atender los que padecían enfermedad infectocontagiosa, especialmente tuberculosis, una de las epidemias de la época. En 1919 se encargó a Raúl Álvarez (arquitecto que realizó importantes obras durante el periodo) que proyectara el Hospital José Néstor Lencinas. Este fue inaugurado en 1924 en un terreno forestado del parque General San Martín. Se destinaron dos pabellones a los afectados del pulmón de ambos sexos y uno a niños atacados de tuberculosis ósea, además de poseer un solarium para su tratamiento. Asimismo, se contó con otro pabellón destinado al resto de las enfermedades infectocontagiosas, en donde los dolientes se encontraban totalmente divididos y aislados. También en 1919 Raúl Álvarez intervino en la terminación del proyecto y la construcción del Hospital Regional de San Rafael, luego llamado Dr. Schestakow, obra iniciada en 1905 y que había quedado paralizada por años, inaugurándose finalmente en 1924.

A partir de los avances médico-científicos, se entendió que era fundamental la realización de análisis clínicos para la detección y control de las enfermedades. Así, en 1922 se comenzaron a hacer análisis en el Hospital Provincial, y en noviembre de 1923 se inauguró el Instituto Pasteur, que funcionó en uno de los chalets del Parque General San Martín.

Además, en 1924 el Estado Provincial creó la Cantina Maternal y el dispensario de lactantes. Este se ocupaba de controlar la evolución de los lactantes, dar apoyo alimentario a las madres necesitadas, y transmitirles pautas de higiene.

Más allá de crear nuevos centros asistenciales y ampliar los existentes (Mendoza tenía 700 camas de internación en 1907 y llegó a poseer 1250 en 1927), se fue profesionalizando el sistema de salud y tanto los centros antiguos como los nuevos comenzaron a ofrecer una mayor especialización, algunos contaban con sala de operaciones, laboratorio, y atención de diversas especialidades.

El mayor alcance de la asistencia sanitaria y la implementación de medidas preventivas y paliativas generó una disminución del porcentaje de enfermos y recayó en una mengua significativa de la tasa de mortalidad provincial (De 23,7 por mil habitantes en 1919 a 17,23 por mil en 1928). Además, se redujo el número de nacimientos y muertes ocurridos en casas particulares y se aumentó el número de estos en Hospitales.

Por otro lado, durante el periodo se reglamentó el ejercicio de la medicina. Desde fines del siglo XIX se había destacado el papel del médico como experto y la Dirección de Salubridad había perseguido a los curanderos. En 1927 se sancionó la Reforma de la Ley Sanitaria (Ley 926) que reguló el ejercicio de las actividades curativas (medicina, obstetricia y actividad farmacéutica) estableciendo que solo podrían ejercer la profesión las personas que hubieran obtenido su título de una universidad nacional o los extranjeros que lo hubiesen revalidado. Además, la ley reglamentó la implementación de concursos para cubrir los cargos técnicos de salud pública transparentando la elección al priorizar la selección de los más capacitados.