CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Las libertadoras de San Martín

En un nuevo aniversario “Del Paso a la Inmortalidad” de José de San Martín -el 17 de agosto de 1850, en Boulogne-sur-Mer (Francia)- la investigadora Beatriz Bragoni resaltó “la participación clave de mujeres” de toda condición social, en la gesta libertadora.


Tanto el relato histórico escolar como el de los medios de comunicación, destacan la participación activa que tuvieron en la epopeya sanmartiniana algunas mujeres ya bien conocidas por el imaginario colectivo: las Patricias Mendocinas; la jovencísima Remedios de Escalada (esposa de San Martín) y la hija del matrimonio, `Merceditas´. Todas ellas, mujeres de alta estirpe. Todas ellas de clases acomodadas.

Sin embargo, el universo femenino que hizo suya la causa por la Patria Grande libre y soberana, es mucho más amplio y sobre todo, más diversificado: indias, mestizas, esclavas y jornaleras que priorizaron el ideario libertario por sobre cualquier sacrificio en sus vidas cotidianas. Y otras tantas mujeres que se opusieron de modo abierto a la gesta del Padre de la Patria.

“Es bien cierto que la narrativa escolar, imantada por revistas infantiles, destaca la participación de las mujeres de las elites o mejor dicho de las esposas e hijas del elenco de capitulares y oficiales del ejército que organizaba San Martín como gobernador intendente de Cuyo”, explica Bragoni, Doctora en Historia, Profesora titular en la Universidad de Cuyo e Investigadora principal del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA).

“No obstante –aclara-, la literatura regional incursionó sobre otros protagonismos femeninos: en particular, y mediante miradas etnográficas, rescató, por ejemplo, el papel de las indias y mestizas en la confección de uniformes y en la obtención del color azul para teñirlos mediante tratamientos específicos realizados con las raíces de arbustos del valle de Uco”.

“Aún queda mucho por hacer sobre el papel de las mujeres en Cuyo y en el Río de la Plata durante la revolución y las guerras de independencia; una agenda abierta que requiere pacientes trabajos de archivo por el carácter fragmentario de la información, y que está a la espera de ser exhumada para mejorar la comprensión del impacto social y político en los sectores plebeyos o populares”, asegura la autora de “San Martín, una biografía política del Libertador” (Edhasa, 2019).

-Entonces, ¿es erróneo creer que las mujeres de esa época no participaban en política?

“Así es. Se trata de una falacia: Las mujeres tuvieron un rol protagónico y participaron de diferentes formas. Algunas pelearon en las batallas, otras contribuyeron a la organización del ejército y muchas lo hicieron de manera anónima”, afirma Bragoni.

-¿De qué forma impactaron los hechos revolucionarios en las sociedades del Río de la Plata y de la Provincia de Cuyo?

“La revolución introdujo un nuevo carácter a la vida social y cultural en el Río de la Plata y en la Provincia de Cuyo. La vida cotidiana de las familias de las elites como la de los sectores populares experimentó profundos cambios a raíz de la politización y movilización social. Y las mujeres no estuvieron al margen de ese proceso. Por el contrario, la atmósfera revolucionaria las condujo a tomar partido en el seno de las familias, en las plazas, el mercado y en la calle”, describe la historiadora.

“Esa convicción –prosigue- animó la iniciativa liderada por Mariquita Sánchez de Thompson, quien antes de cantar el himno en las tertulias que animaba sin cansancio en Buenos Aires, incitó a las mujeres de su clase (como la joven Remedios de Escalada que ya noviaba con San Martín) a comprar las armas que empuñarían los soldados del general Manuel Belgrano bajo la condición que sus nombres fueran grabados en los fusiles”.

Para Bragoni, “la devoción de las mujeres por la Patria se hizo patente en Cuyo: en particular, en las fiestas cívicas que se organizaban para recordar la “gloriosa revolución” de 1810, y la declaración de la Independencia de 1816, y en las tertulias y bailes domésticos que tenían a las mujeres de los cabildantes, oficiales y vecinos distinguidos como principales anfitrionas”.

“En ese ambiente –continúa-, se realizaban donaciones como la que dio origen a la famosa Bandera de los Andes, cuya confección estuvo a cargo de las monjas del Monasterio de María”.

-¿Qué tipo de relación tuvo San Martín con las mujeres de su tiempo?

“El lugar más común suele destacar un perfil paternalista -o patriarcal como se quiera llamar- que no sólo se hace patente en el vínculo con su esposa y su venerada hija, Merceditas a quien dedicó buena parte de sus esfuerzos para que obtuviera una esmerada educación, y cumpliera con los preceptos ilustrados referidos al “bello sexo””, comenta Bragoni. “Por esa razón también estimuló y celebró el matrimonio con Mariano Balcarce, un joven procedente de linajes patricios y militares que ensayaba una interesante carrera diplomática en París”, agrega.

Pero el vínculo de San Martín con las mujeres “no se redujo al círculo familiar, y son conocidos los ámbitos en los que trabó amistad y frecuentó a mujeres insertas en el mundo social y cultural que valoraba, como lo atestiguan los casos de Rosa Campusano y Josefa Riglos”, acota la investigadora.

Sin embargo, como en casi todos los procesos revolucionarios, el liderado por San Martín en pos de consolidar la libertad de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y conseguir además la liberación de la Capitanía General de Chile y el Virreinato del Perú, no fue una excepción: hubo mujeres que se expresaron de distintas formas en contra de la epopeya sanmartiniana.

Así lo demuestra la descripción que realizó el argentino Tomás Guido, militar, político, diplomático y amigo de San Martín, y quien tuvo una destacada actuación en la Independencia de Chile:

“Valparaíso presenta hoy un espectáculo magnífico pero muy tocante: por una parte se oyen aclamaciones de alegría por toda la tropa, y por otra se ven correr por la playa a las madres y esposas de los pobres soldados bañadas en lágrimas devorando con sus ojos las lanchas que conducen a sus hijos y esposos, el estruendo repetido de la artillería, la armonía de las músicas, el ruido de los tambores es el objeto de expectación de un inmenso pueblo que corona los balcones y cimas de las sierras. La historia recordará ciertamente este día como uno de los más importantes desde el descubrimiento del nuevo mundo”.

Para Beatriz Bragoni “en ese texto –en el que Tomás Guido cuenta la salida de Valparaíso el 20 de agosto de 1820-, se pone  de manifiesto la participación de las mujeres y los contrastes generados por la gesta libertadora”.

“También hubo mujeres que no dudaron en proferir insultos a la revolución y sus efectos: así lo ilustra el caso de una matrona mendocina, la madre de Borja Correas, a quien el gobernador de Cuyo, San Martín, condenó al destierro en 1816”, ilustra.

-Hay un caso emblemático en cuanto a las contradicciones que vivieron algunas mujeres respecto a la gesta de San Martín: Mercedes Fontecilla y su labor en la asistencia de los migrados. ¿Podría referirse a ella?

“Mercedes Fontecilla era la joven esposa del líder patriota chileno José Miguel Carrera; juntos llegaron a Mendoza escapando de la represión realista que siguió a la derrota de Rancagua a comienzos de octubre de 1814. Se calcula que cerca de 3000 chilenos treparon los Andes para buscar refugio en las Provincias Libres del Plata. Y si bien el Cabildo y San Martín prestaron asistencia a los emigrados ubicándolos en conventos y casas de familia, limitó la acción de Carrera en beneficio de Bernardo O’Higgins, el tenaz adversario de José Miguel y sus seguidores”, relata Bragoni.

“La vida de Mercedes entonces estuvo signada por la suerte desgraciada de su marido, a quien amaba, y con quien tuvo cuatro hijos en el Río de la Plata entre 1815 y 1821 –especifica la historiadora. En ese lapso, soportó la lejanía de su hogar chileno, toleró la incisiva autoridad de su cuñada Xaviera, sirvió de vehículo de correspondencia secreta y cosió camisas para vestir a los soldados chilenos (la mayoría araucanos) que se sumaron a la aventura de su marido después de Cepeda, para combatir el poder de los jefes porteños (de Rodríguez a Dorrego), y el de San Martín y O’Higgins quienes habían vetado su regreso a Chile”.

.”Mercedes volvió a Chile después de que su marido fue fusilado en Mendoza junto a la prole y cargó en su equipaje los papeles de José Miguel. El archivo rico en notas, diarios, cartas, notas, avisos y manifiestos articularon la narrativa que Benjamín Vicuña Mackenna dedicó a los hermanos Carrera  y que publicó en 1857. El impacto de su lectura en la Argentina fue importante en cuanto pone en duda el ejemplar desempeño de San Martín en ese dramático litigio”, concluye Bragoni.