CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
Presentaron los avances de una herramienta epidemiológica de detección y monitoreo de SARS-CoV-2 en aguas residuales
La metodología analítica fue desarrollada por científicos del IHEM y el IANIGLA, junto a especialistas de la UNCUYO y otras organizaciones públicas y privadas de la provincia.
Un equipo integrado por los Dres. Israel Vega, Jorgelina Altamirano, Maximiliano Giraud Billoud, Marcela Pizarro y Julieta Aranibar, investigadores del CONICET y la UNCUYO, desarrolló un sistema de detección y monitoreo de SARS-CoV-2 en plantas de tratamiento de aguas residuales del Gran Mendoza. Los primeros resultados, luego de noventa días de trabajo, fueron presentados en las XXVI Jornadas de Investigación organizadas por la alta casa de estudios.
Se trata de un proyecto multidisciplinario, multisectorial y pluriinstitucional, en el cual participan, además, el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deporte, el Departamento General de Irrigación, el Hospital Central y AySAM, entre otros; y cuenta con el apoyo de la red federal de “Detección de coronavirus en el ambiente, con foco inicial en aguas residuales” coordinada por la Unidad de Gabinete de Asesores del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
La propuesta se sustenta en estudios previos que reportan el uso de aguas residuales como herramienta para estudiar la distribución y los determinantes de estados o eventos (en particular de enfermedades) relacionados con la salud y la aplicación de esos estudios al control de enfermedades una amplia diversidad de patógenos. Teniendo en cuenta que SARS‐CoV‐2 es excretado principalmente en las heces de los pacientes sintomáticos, asintomáticos y pre sintomáticos, y, además, puede ser eliminado durante la higiene personal y limpieza domiciliaria, es que pueden identificarse rastros del virus en aguas residuales.
Esto posibilita registrar brotes y realizar un seguimiento de la evolución de la pandemia, lo cual es de utilidad para acompañar las decisiones de restricción o flexibilización del aislamiento preventivo. Además de brindar información de la circulación del virus a escala poblacional.
“Las muestras consideradas hasta el momento son las aguas residuales crudas (influentes) de las plantas de tratamiento Campo Espejo y El Paramillo; las cuales sirven a la población de Mendoza y Gran Mendoza. Las mismas están siendo analizadas y estudiadas utilizando dos metodologías desarrolladas por el grupo de trabajo, las cuales se basan en la determinación de rastros del virus por q-PCR”, detalla Jorgelina Altamirano, investigadora principal del CONICET en el IANIGLA.
Hasta el momento, se han desarrollado y validado dos metodologías analíticas para detección de rastros del virus en muestras de aguas residuales, las cuales han sido aplicadas al estudio semanal-sistemático de muestras reales y los resultados, contrastadas con los reportes oficiales.
“Los resultados obtenidos, en casi noventa días de investigación, reflejaron fehacientemente la situación de salud de la población y permitieron un seguimiento en tiempo real de la situación epidemiológica local. Dado los resultados alentadores alcanzados hasta el momento, se considera que esta herramienta epidemiológica podría ser también aplicada para el seguimiento (o acompañamiento) de actividades turísticas mediante monitoreo de aeropuertos, terminales de ómnibus y pasos fronterizos; como así también de actividades educativas, deportivas y recreativas, particularmente las que provoquen asistencia y concentración de personas. Asimismo, permitiría respaldar la vigilancia del agua reutilizada para riego y de efluentes tratados que se vuelcan directamente a los ríos mendocinos”, comenta Israel Vega, investigador independiente del CONICET en el IHEM
Por otro lado, la herramienta epidemiológica desarrollada permitiría seguir en tiempo real las fluctuaciones estacionales de SARS-CoV-2, así como la identificación y evolución filogenética de los virus entre diferentes regiones geográficas, lo cual, sería de utilidad para establecer políticas más o menos restrictivas de circulación y actividad, y evitar las crisis agudas que estresen y resientan los sistemas sanitarios. Finalmente, en un escenario en el que el virus eventualmente haya abandonado el protagonismo, haría posible la vigilancia epidemiológica de otros patógenos humanos que se encuentren en aguas residuales, los que podrían identificarse mediante pequeños ajustes metodológicos.