CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Cerámica huarpe, una ventana hacia el pasado

Estudios sobre los alfareros huarpes en el período inca y colonial es la llave para saber con qué poblaciones tuvieron contacto y qué códigos de comunicación usaron.


Por: Cristina Prieto-Olavarría - Investigadora del CONICET en el IANIGLA

Herramientas, casas, mobiliario, ropa, entre otras creaciones, han sido producidas a lo largo de la historia con el objetivo de subsistir y de comunicarse. Esta capacidad de transformar elementos de la naturaleza en cultura material, requiere del profundo conocimiento del ambiente, de las propiedades de las materias primas y de las tecnologías de manufactura.

Uno de los intereses de la arqueología, es estudiar las actividades humanas a través del análisis de los restos materiales. Desde hace algunos años estudiamos la cerámica que produjeron nuestros antepasados en el Norte de Mendoza, ya que este material se conserva muy bien en los sitios arqueológicos y fue muy importante para la subsistencia: tiene excelentes propiedades para cocinar, almacenar y servir alimentos; sus diseños, decoraciones y formas, permiten comunicar.

En Mendoza, la cerámica fue producida hace aproximadamente 2.000 años, un hecho reciente, considerando que el poblamiento humano de la provincia se remonta a 12.000 años atrás. Esta nueva tecnología, junto a la agricultura, revolucionó la vida de nuestros antepasados. Primero, a las sociedades de pequeña escala que vivían de la caza, la pesca y la horticultura. Posteriormente, a la sociedad huarpe que, colonizada por incas y españoles, produjo cerámica Viluco.

Nuestras investigaciones sobre la cerámica Viluco han tenido como objetivo conocer la interacción de los huarpes con los incas y los españoles entre los siglos XV y XVIII. Trabajamos interdisciplinariamente, con especialistas de diversas instituciones y a través de proyectos financiados por Conicet, Foncyt y SECyTP UNCuyo.

Los proyectos arqueológicos liderados por Horacio Chiavazza (Instituto de Arqueología y Etnología, FFyL UNCuyo), posibilitaron excavar y obtener gran cantidad de materiales. También, estudiamos vasijas enteras depositadas en museos provinciales: Museo Profesor Canals Frau (FFyL, UNCuyo), Museo de Historia Natural de San Rafael; Museo Juan Cornelio Moyano.

La integración del análisis petrográfico, realizado por la geóloga Brígida Castro (Centro de Investigaciones de la Geósfera y Biósfera, Conicet, UNSJ), a los estudios sobre tecnología cerámica, permitieron definir que los artesanos huarpes usaron arena y rocas de formaciones geológicas locales, como el granito de Cacheuta y la tefra volcánica de El Borbollón. Esta última, fue una innovación tecnológica que llegó a Mendoza a partir del ingreso de poblaciones movilizadas por los incas y habría tenido connotaciones políticas y simbólicas en este territorio austral del Tawantinsuyu.

El análisis de la decoración de las vasijas, realizado con Vanina Tobar (Universidad Autónoma de México), permitió plantear que los diseños decorativos pintados corresponden a códigos visuales andinos ingresados durante la dominación inca. Estos, y otros elementos de decoración, fueron incorporados por los huarpes a partir del ingreso de personas y conocimientos originarios de Cusco (Perú), Chile (población Diaguita y Aconcagua) y Noroeste argentino. Los motivos pintados de rojo, negro y blanco, comunicaron ideas en todo el vasto territorio de los Andes, por ejemplo. Nociones específicas de tiempo, espacio (dualidad, cuatripartición), orden sociopolítico, jerarquías militares e incluso referencias a mitos.

Estos novedosos hallazgos han permitido conocer aspectos desconocidos de la vida de los huarpes durante la dominación Inca, lapso en el cual rompieron con las antiguas tradiciones y crearon vasijas con diseños que les permitieron comunicar desde el período Inca hasta la Colonia.

El estudio de la cerámica Viluco, hallada en los contextos coloniales de la ciudad de Mendoza, dio nuevas sorpresas, ya que detectamos vasijas creadas por alfareros huarpes en los talleres de la ciudad. Este descubrimiento es relevante, si consideramos que en los documentos coloniales se minimizó e invisibilizó a la población huarpe. Pequeños fragmentos de platos, se transformaron en una ventana hacia el pasado desde la cual investigamos el trabajo de estos ceramistas y cómo se desarrollaron dentro del nuevo paradigma colonial. Este desafío condujo a sumar otra serie de análisis arqueométricos: Microscopía Electrónica de Barrido y Espectroscopía de Rayos X de Energía Dispersiva (realizados en el Mebym).

Los resultados condujeron a postular que los alfareros huarpes integraron las técnicas tradicionales Viluco con las nuevas tecnologías llegadas desde Europa (por ejemplo, el torno), durante los siglos XVI y XVII. Estos especialistas crearon, innovaron e integraron las nuevas tecnologías con las ancestrales, manteniendo los códigos pintados de comunicación. Esta vajilla, usada para comer, posiblemente fue utilizada por huarpes y españoles, ya que fue hallada en las principales casas e iglesias del Área Fundacional de Mendoza. Esta investigación permitió visibilizar una parte de la vida y el trabajo que realizaron los huarpes que vivieron en la ciudad de Mendoza.

Desde mediados del siglo XVII, los documentos históricos indican la integración de población esclavizada en los talleres alfareros debido a la falta de especialistas indígenas, pero las recientes evidencias recuperadas en las excavaciones de la Casa de San Martín, conducen a pensar que las técnicas alfareras huarpes permanecieron al menos hasta el siglo XVIII. Recientemente publicamos estos resultados en la revista Latin American Antiquity y los plasmamos en el libro de difusión “Huarpe. Arqueología e historia de un pueblo vivo”.

Actualmente, Lorena Puebla (FFYL, UNCuyo), desarrolla su tesis doctoral sobre la cerámica colonial vidriada conocida como Carrascal, la que fue usada para guardar y transportar vino, entre otras funciones. Este trabajo abrirá nuevas ventanas para conocer nuestro pasado a partir de la cerámica arqueológica.

Las investigaciones arqueológicas e históricas evidencian que el conocimiento del pueblo huarpe, sobre múltiples aspectos como la tecnología de irrigación por canales, la producción alfarera, el manejo de los recursos alimentarios y de las materias primas (minerales y vegetales), fueron fundamentales en la vida de la sociedad mendocina durante la Colonia.